La digitalización

Una etiqueta que hemos colocado a un concepto, que abarca una forma de sobrevivir, en un mundo que avanza por delante de nuestras posibilidades.

La primera digitalización la tuvieron nuestros antepasados, cuando observaros los beneficios del fuego y no digamos de la rueda.

Otros descubrimientos, fueron añadiéndose paulatinamente a la evolución del ser humano, siendo de los más importantes. en la rama de la comunicación: el papel y por supuesto la impresión.

Y todo esto ¿Por qué? Porque había que buscar respuestas a las preguntas que a todo ser humano le diferencia de los animales. Y en eso consiste nuestro desarrollo, al utilizar nuestra imaginación al servicio común de superarse, de razonar.

Y si a la imaginación de superar las dificultades, le añadimos la cultura del saber, sin dejarnos influir por el yo, entonces hemos llegado a un nivel, donde lo material pierde su importancia y la imaginación recupera su poder.

Los vampiros

  Como en toda construcción, sea de la clase que sea, los cimientos son la base, para que ésta llegue a término y con una solidez total de resistencia, que evite su derrumbe.

El éxito o el fracaso dependerá siempre de llevar la obra de una forma donde los manuales y ahora la informática te los facilitan de una forma clarísima, el fallo depende exclusivamente de los datos que se hayan introducido de premisa.

Estamos inmersos en otra evolución humana, como lo fueron en su tiempo: el fuego, la rueda, la imprenta… Pero lo que no ha evolucionado es la aptitud que debe adoptar el hombre para enfrentarse a esos retos.

Cuantas más facilidades se nos den, más nos hundiremos en la dejadez, la apatía, la comodidad, el aburrimiento y como ocurre ahora, seremos absorbidos por esas cajas, cada vez más grandes o cada vez más pequeñas, que nos chupan, no la sangre   sino los pensamientos, identificándolos con lo que ellos pretenden, por una parte, el consumismo y por la otra, tan grave como la anterior como son los ideales.

 

Para evitar esto, cada uno tiene marcado su sendero, aunque parezca extraño, cuando más estrecho y más sinuoso, que éste sea, más facilidades tenemos de construir nuestro futuro y que éste, no se derrumbe.

 Pasamos por pruebas muy difíciles de superar y cuando nos quejamos, lo mejor,  es mirar a nuestro alrededor, siempre las hay peores, evitar el miedo es nuestro principal rato, hay que ser valiente para ir por cualquier camina, hasta los más anchos tienen sus peligros.

La eterna pregunta.

 Nos la hacemos desde la niñez, machaconamente nos viene a la cabeza: El porqué.

El contestar a un niño en su retahíla de preguntas, es a veces complicado, teniendo en cuenta su edad. Luego viene la época más peligrosa, donde lo sabemos todo, aunque recibimos más los tropezones, que son los que más enseñan y los que nos llevan a la eterna pregunta: El porqué.

Y aunque a un crío, le puedes contestar de una forma más o menos convencional, a un adulto hay que convencerle de una forma más tangible, cosa que a veces es difícil, por no decir imposible.

El ejemplo, lo tenemos en las artes, donde lo real va cambiando sutilmente o de una forma más rotunda, hacia lo abstracto, lo más complicado de explicar, dependiendo de las brusquedades, los bandazos que se van presentando y de los que no hay otra forma de responder.

No tienen explicación, aunque todo llevan razón: las guerras, las calamidades, las desigualdades, los desastres, que son acontecimientos diarios a los que no debemos acostumbrarnos y por desgracia lo hacemos, convirtiéndolos en árbitros, jueces y dictadores, subidos a un pedestal irreal, que pronto se derrumba. Es el mundo a la deriva.

Luego está la vida silenciosa, que llevan las personas que han sabido responder a su Porqué de una forma natural, silenciosa, aceptando lo que se presenta sin espavientos ni frustraciones, porque no esperan nada, solo saben, que les ocurre lo mejor, al no ser dueños de su persona.

Saben que en todo momento, tienen algo que les dirige, que les saca del peligro: como puede ser, la aparición de una persona, la actuación consciente ante un momento difícil o simplemente el destino, actúan para que su propósito, más allá de lo material, cumpla su fin.

No se dejan llevar por discursos, arengas, palabras sin contenido, ni promesas, saben su camino y lo siguen, sin el que dirán. ¿Porqué? Por qué no están solos y ellos lo saben.